viernes, 28 de agosto de 2020

RELATIVIDAD EN EL KILÓMETRO 64

Nací en un país que contiene dentro de sí, un universo entero: México. Actualmente vivo en uno de sus muchos paraísos, concretamente en el extremo sur de la península de Baja California. En ocasiones, cuando escucho a alguien decir que su comida favorita es la mexicana, me deja tan intrigado como cuando intento comprender la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein. Ahora explico por qué.

Soy nativo de la capital del estado de Sinaloa, que aunque según nuestros estándares no es una entidad muy grande, tiene más extensión que varios países de Europa y del mundo. La gastronomía sinaloense es variada y muy rica, sin embargo tiene una especial inclinación hacia la comida del mar. Como la geografía de esta tierra se extiende sobre el litoral del Océano Pacífico a lo largo de seiscientos kilómetros, el estado se divide en norte, centro y sur, teniendo como ciudades troncales de estas zonas a Los Mochis, Culiacán y Mazatlán, respectivamente. Puedo asegurarles que, incluso dentro del mismo estado, la comida en estas tres urbes, es muy diferente. Hablando de su especialidad, que son los mariscos, la preparación es totalmente distinta en el norte, centro y sur del estado. Y a mi gusto, aunque me linchen mis paisanos, los mariscos son más ricos también en ese orden.

Estamos hablando de diferencias abismales, solamente dentro de un estado que cuenta con 18 Alcaldías. Imagínense qué sucede con entidades como Oaxaca, que tiene ni más ni menos que 570 municipios, montañas impenetrables que separan una entidad de otra, e historia que data desde 900 años a.C. Y así podemos suponer, que lo mismo sucede a lo largo de los 32 Estados con que cuenta esta gran nación, de los cuales, por fortuna, conozco 30.

Para comenzar con este universo inmensurable, vamos pensando solamente en el género del Taco. La cantidad de tortillas distintas que existen, de diversos maíces y otras harinas, y que en cada región del país se preparan diferente. Los más famosos: Taco al pastor, de carne asada, cochinita pibil, de carnitas, al vapor, de canasta, y si nos ponemos exóticos, taco de escamoles y de huitlacoche.

Y así, recorremos cada región del país encontrando platillos que son en sí mismos, un universo entero: Los Chiles en Nogada, El Mole Poblano, La Sopa de Lima, Las Enchiladas, El Pozole, El Menudo, Los Aguachiles, Los Chilaquiles, Los Ceviches, Las Tostadas, Las Corundas, Los Papadzules, Los Burritos, La Birria, El Poc Chuc, El Caldillo Durangueño, La Barbacoa, El Pescado Zarandeado, El Cabrito, y por último, el milenario mundo interminable de Los Tamales.

En Los Cabos como en las grandes metrópolis del mundo, tenemos la fortuna que, a pesar de ser un lugar pequeño, goza de una increíble multiculturalidad, y en el tema culinario se pinta solo. En tan solo tres restaurantes que conozco, se suman 15 Estrellas Michelin, además de contar en el destino con decenas de restaurantes de alta gama.

Gracias a mi esposa, quien es una afamada líder de opinión gastronómica en el destino, he tenido la oportunidad de conocer las mejores cocinas de Los Cabos y a grandes chefs de todo el mundo, quienes están a cargo de las mismas.

Una de ellas está en el hotel JW Marriot, en el restaurante Café des Artistes, que está a cargo del reconocido y galardonado Chef francés Thierry Blouet. Con él he tenido la fortuna de departir varias cenas y muchas agradables charlas. He probado sus platillos insignia y sus menús de fechas especiales. Sin embargo, no van ustedes a creer cuál ha sido hasta hoy la mayor aportación que él ha hecho a mi vida: Me llevó al sitio donde hacen los mejores tamales del mundo.

En el kilómetro 64 de la Carretera Federal 1 (o Transpeninsular), en medio de la nada, existe un pequeño negocio de nombre Ultramarinos “El Pitufo”. Ahí al lado, bajo una palapa con mesas viejas de madera y un par de perros chihuahueños ancianos, está una olla llena de hollín y también de los mejores tamales que he probado en mi vida. A simple vista, son tamales envueltos en hoja de plátano, de maíz tratado con un poco de chile colorado y especias, por dentro carne de puerco, zanahoria, rajas, y en vez de papa, el ingrediente secreto: Camote.

En este humilde negocio, que posee todas las riquezas mesoamericanas y generacionales posibles, te sirven ese manjar en un simple plato desechable, con cubiertos de plástico, y una salsa macha que de manera magistral contrasta con el dulzor del camote asado. El costo del tamal es menor a un dólar, y eso te incluye la posibilidad de estar debajo de una fresca palapa, escuchando la música norteña con la que siempre tienen amenizado el lugar, además de la posibilidad de ir a comprar en ese mismo establecimiento la cerveza de tu preferencia. Si quieres cerrar con broche de oro, ahí puedes adquirir un pan regional nada despreciable, o manejar unos pocos minutos más para culminar con una nieve regional de pitaya, yaka o nanche.

Así pues, les comparto la historia de cómo tuvo que venir un chef galés, a mostrarme este paraíso a tan solo 20 minutos del aeropuerto de Los Cabos. Y es mi deber compartir esta información a cualquier ciudadano del mundo que visite mi tierra, porque estos rincones son los que más nos muestran la esencia de quiénes somos. Entonces, sin andan por acá, dense una vuelta por Ultramarinos “El Pitufo”, y una vez que den el primer bocado a su tamal, sentirán el impulso de voltear al cielo y exclamar: ¡Gracias, Thierry!


Roberto Rojo Alvarez

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miércoles, 5 de agosto de 2020

ENSÉÑALOS A DONAR

Tengo la fortuna de valer mi peso en oro. Por una razón muy simple basada en la sabiduría popular, que se traduce por medio de un “viejo y conocido refrán”: Más valen amigos en la plaza, que riquezas en la casa.

Hace algunos años, tuve el honor de ser invitado por seis grandes amigos como vocal fundador de la Fundación Don-Arte, A.C., cuya misión es desarrollar la sensibilidad y expresión artística de niños en situación de marginación, de escasos recursos y con discapacidad, para crear un impacto positivo en sus vidas y en nuestra sociedad. La dirige un gran artista (y mejor amigo) sonorense, de nombre Martín Haro, que entre muchas otras cosas de la vida, me enseñó sobre la importancia de Donar. A partir de entonces, tengo como objetivo dedicar al menos un 5% de mis ingresos brutos, a esta Asociación Civil sin fines de lucro.

Donar, es un acto de desprendimiento desinteresado al que conviene ir acostumbrando a nuestros hijos desde temprana edad. Tanto para educarlos en la caridad, como para evitar cualquier semilla posible de avaricia. Además, desde un punto de vista práctico, les será más sencillo adoptar la costumbre cuando llegue a su vida el día en que comiencen con la obligación de pagar Impuestos.

¿En qué momento es conveniente inculcar en nuestros hijos la cultura de la Donación? Creo que tan pronto como estén listos para entender lo que significa el concepto de Porcentaje. Para enseñar este hábito, podemos tomar como base el antiquísimo concepto del Diezmo, que consiste en apartar el diez por ciento de los ingresos para ser donado.

Aquí debemos tomar muy en cuenta los gustos y preocupaciones de nuestros hijos. Estemos atentos para saber cual es el área a la que son más sensibles, ya sea la cultura, tecnología, reino animal, medio ambiente, pobreza, etc. Platicando con ellos, entendamos qué les duele sobre lo que pasa en nuestra comunidad. Así verán de cerca los beneficios de su donación y esto les dará mucha satisfacción.

Sabemos que en la era que vivimos, resulta muy sencillo realizar donaciones vía remota, a miles de organismos de todo tipo alrededor del mundo. Sin embargo, mi recomendación es que comencemos por algo cercano, que sea muy palpable a sus sentidos. De esta forma podrán ver materializado su esfuerzo en algo que les sea conocido.

Esta cantidad que decidan donar, debe de salir del dinero que ellos produzcan. De esta forma, entenderán que el porcentaje donado es fruto directo de su esfuerzo. Si ellos entienden que cada cantidad económica de la que se van desprendiendo, tanto para Ahorrar, Gastar o Donar, está dando sustento a otras personas, entonces entenderán la verdadera función que tiene el Dinero: Dar Sustento.

Recapitulemos, entonces. De la cantidad semanal que le estés asignando a tu hijo, vamos a tomar la mitad directamente para su cuenta de ahorros. Del resto, volvamos nuevamente a tomar una mitad para sus gastos semanales, y la otra para poner ese dinero a producir. De la producción de ese 25%, se derivará una utilidad, fruto de su trabajo. De esa utilidad, enseñémosles que debemos de apartar un 10% para Donar.

Espero que tomes acción cuanto antes en la enseñanza de la Kidmatística a tus hijos, y que todos estos consejos te sean de utilidad, para el orden de las finanzas en toda tu familia. ¡Hasta la próxima!

 

 

Roberto Rojo Alvarez

viernes, 17 de julio de 2020

ENSÉÑALOS A INVERTIR

Inversión. Palabra que muy probablemente sólo has escuchado de un puñado de comentaristas aburridos en televisión, de ese segmento del noticiero que a nadie le interesa. Y es que la Economía es una materia que se ha pensado inaccesible para el gran público. Sin embargo, mi objetivo es simplificar todos estos conceptos para ti y para tus hijos.

A diferencia del Ahorro, que es dejar de gastar hoy para gastar después, Invertir es tomar un dinero que se tiene hoy, y utilizarlo para obtener un beneficio mayor después. ¿Ven la diferencia? Yo tampoco la tenía muy clara, y por eso les escribo.

Primero, comencemos por enseñar a nuestros hijos la diferencia entre Gasto e Inversión. La forma más simple de ejemplificarlo es: el Gasto es algo que sólo te dará una satisfacción instantánea, y la Inversión es algo que te otorgará beneficios prolongados. Y si nos ponemos más prácticos: el Gasto es algo que te quita dinero, y la Inversión es algo que te da más dinero.

Ahora, vamos a transportar esta diferencia a una situación muy probable que un hijo de 8 años ya pueda entender, y lo haremos pensando en la disyuntiva entre comprar dos juguetes, más o menos del mismo precio, donde uno se pueda considerar como un Gasto, y el otro como una Inversión.

Supongamos que tu hijo está con la duda entre comprar una consola básica de videojuegos, o una buena bicicleta. La consola lo mantendrá seguro y cómodo en casa, mientras que la bicicleta lo arrojará a la calle. Sin embargo, esa consola también lo mantendrá estático, comiendo más de la cuenta y forzando la vista, mientras que la bicicleta lo hará obtener los  beneficios del ejercicio físico, estar al aire libre y aprender a sortear obstáculos en su camino. Si tomamos en cuenta que nuestros hábitos se van moldeando en los primeros años de vida, podemos concluir que pasar horas en una consola de video lo hará propenso al sobrepeso y la diabetes, mientras que dedicarle tiempo a la bicicleta lo hará una persona atlética y sana. En un futuro, la consola lo hará gastar en medicinas y lentes, mientras que la bicicleta le permitirá ahorrar dinero en Médicos. Por lo tanto, con este ejemplo podemos mostrarles que comprar una consola de video es un gasto, mientras que comprar una buena bicicleta, es una inversión.

Lo que acabo de describir es un burdo ejemplo que solo tiene fines didácticos prácticos, siendo consciente que puede haber un equilibrio entre cualquier tipo de entretenimiento de nuestros hijos, y que el problema siempre está en los excesos. Sin embargo, este tipo de disyuntivas entre qué es un gasto y qué una inversión, se van a estar presentando a lo largo de nuestra vida, y es muy conveniente que desde temprana edad lo aprendan a distinguir.

Entrando ya en materia. Como comenté en alguno de mis artículos anteriores, la forma más práctica que tiene un niño de aprender a invertir su dinero, es emprendiendo un negocio propio. Aquí tiene algunas posibilidades que analizaremos por separado: Comercializar, elaborar, transformar o crear.

Comencemos por la Comercialización.

Tenemos la posibilidad de acercar a nuestra comunidad un producto que no tengan a la mano, ya sea aprovechando la época del año o alguna situación específica. Se me ocurren varios ejemplos: 1. Comenzará la temporada de lluvias y podemos comprar un lote de paraguas infantiles, para ir a ofrecer a nuestros vecinos, con una ganancia prudente. 2. Viene el mes patrio, y compramos un lote de banderitas para poner en la entrada de sus casas o en sus coches. 3. El Costco como de costumbre se nos adelantó y desde Agosto está vendiendo cajas enormes con pan de muerto, que nuestro hijo puede vender de forma individual.

De esta forma pueden comercializar un producto ya existente, solo buscando la oportunidad donde pueda ser exitosa su venta. Lo más importante es que esté involucrados desde la compra de los productos, y que lo hagan con su dinero, así entenderán mucho mejor el concepto de la utilidad que obtendrán al final, y eventualmente también de las pérdidas, cuando se presenten.

Ahora vamos a la Elaboración.

Existen niños muy curiosos en temas culinarios, por lo que podemos aprovechar su inquietud para que busquen recetas sencillas, que no los ponga en riesgo, y pocas cosas hay tan irresistibles como comprarle a un niño algún postrecito a la puerta de nuestra casa. Para esto hay qué involucrarlos desde la compra de los insumos y cómo racionarlos para que exista la mayor utilidad posible. Todo este proceso es muy emocionante para los pequeños, sin embargo suele eventualmente estresar un poco a los padres.

Continuemos con la Transformación de un producto.

Esta actividad consiste en comprar algún producto a granel, para darle un valor agregado y venderlo a un sobreprecio considerable. Esta actividad es muy instructiva y emocionante porque involucra desde crear su propia marca, logotipo e incluso en algunas ocasiones, hasta inventar un nombre para el nuevo artículo derivado de esa transformación.

La cantidad de bienes sujetos a sufrir alguna mejora, es simplemente infinita. Puede ser desde útiles escolares, alimentos, utensilios de cocina, ropa, y un interminable etcétera. La clave será en definitiva toda la creatividad de nuestros hijos a la hora de inventar su marca, su imagen y los medios a su alcance para la comercialización, para lo cual podremos hacer uso de nuestras redes sociales y los grupos de chat de nuestras amistades.

Si tienen la tentación de cobrarle a sus hijos un pequeño porcentaje de la utilidad por el apoyo en la mercadotecnia al usar sus bases de datos personales, que no les dé remordimiento de conciencia. La vida real, en cuanto a negocios se refiere, pocas cosas tiene gratis, y es conveniente que aprendan desde chicos, que un porcentaje de sus utilidades debe siempre de reinvertirse en el mercadeo de sus productos.

Por último, entramos en el campo de la Creación.

Esta actividad es muy conveniente para aquellos pequeños que desde temprana edad muestran facilidad para las manualidades. Hay un sinfín de artículos que pueden elaborar con sus manos, ya sea para fines prácticos o para el mero entretenimiento. Aprovechemos la infinita cantidad de tutoriales que actualmente tenemos a la mano con las tecnologías disponibles, y todos aquellos artículos que podamos encontrar en la red, y que sean sujetos a elaboración manual.

Mis hijas, por ejemplo, se entretienen por largas horas elaborando pulseras, cruces, aretes, collares, y una larga lista de artículos de bisutería que al parecer resultan muy económicos, y sobre todo, muy comercializables.

Estos son solamente ejemplos de la cantidad de cosas que nuestros hijos pueden realizar, sin perder de vista que el objetivo primordial de estas actividades es que aprendan a Invertir. Por lo tanto, no debemos de saltar ninguna parte del proceso sin que ellos estén totalmente conscientes de qué es lo que están haciendo y cual es la finalidad.

Espero estos consejos les sean de utilidad, y se den el tiempo de dar estas instrucciones a sus hijos en bien de su desarrollo financiero. ¡Hasta la próxima!

 

 

Roberto Rojo Alvarez

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viernes, 10 de julio de 2020

ENSÉÑALOS A AHORRAR

¿Quién no tuvo de chiquito una maestra en la escuela primaria, que te invitaba a ahorrar durante más de medio ciclo escolar, apuntando en una libretita tu saldo, para que un mes antes del Día de la Madre, pusiera ante todos sus alumnos sendos catálogos de fantasía, para finalmente canjearte esos ahorros por un espantoso perfume con tapa plástica en forma de pétalos de rosa?

El Ahorro, es la clave para la prosperidad de cualquier individuo, familia, sociedad, comunidad, estado o nación. Por lo tanto, incentivar el ahorro en nuestros hijos, es lo mejor que podemos hacer por su educación financiera y prosperidad.

Cuando yo era chico, recuerdo haber tenido una alcancía de plástico en forma de dinosaurio, en la que iba depositando todas las monedas que cruzaban por mi camino y que quedaban fuera de la tipificación de hurto. El problema era que, con tan solo un destornillador yo podía abrir su tapa inferior, y la tentación por gastar mis ahorros era más frecuente que mi capacidad de llenarla.

Hoy con mis hijos menores de 6 años, tengo un acuerdo para que ahorren en sus impenetrables alcancías de barro: Todas las monedas con denominación menor a 5 pesos, van para su “cochinito”. Y obviamente solo podrán disponer de este dinero, una vez que pasen a la escuela primaria, cuando ya comenzarán a recibir una cantidad semanal fija.

Como te mencioné en artículos anteriores, mi recomendación es que por cada “Domingo” o Salario Mínimo que les pagues cada semana, tú directamente les guardes la mitad, y ellos dispongan del otro tanto. De entrada, que ellos conozcan la cantidad exacta que tú les estás ahorrando, metiendo en un sobre y posteriormente depositando en el banco (o en cualquier otro instrumento de inversión de los que te mencioné en pasados artículos), ya es una clara señal de la importancia que tiene su Ahorro.

Sin embargo, hasta este punto, no los estamos enseñando a Ahorrar, puesto que estamos decidiendo por ellos. Entonces, lo primero que deberás de hacer, es sentarte a platicar sobre su gasto semanal. En base a cómo tienen planificado gastar su dinero en la semana, es que podemos darles consejo para que gasten una cantidad menor, y así puedan disponer de otra cantidad para ahorrarla.

El primer año, que solamente cuentan con medio salario mínimo para gastar durante toda la semana, lo que debemos hacer es enseñarles a distribuir esos 50 pesos entre los cinco días hábiles. Y en base a sus gustos y preferencias, ya podemos darles un consejo puntual que les permita llegar con algo de ahorro para el fin de semana.

Por ejemplo: Si a tu hijo le apetece mucho comprar cada día una bolsa de palomitas de maíz, porque cuesta diez pesos, lo que debemos hacer es enseñarle que él puede comprar en el supermercado ese mismo producto, elaborarlo en casa, y así estará gastando posiblemente la mitad de ese precio.

En base a eso, es posible que tu hijo pueda llegar al fin de semana con un ahorro de diez o veinte pesos. ¿Cómo lo incentivarás durante ese primer año? Dándole otro tanto de lo ahorrado, para que pueda gastarlo libremente en lo que él quiera, ya sea durante ese mismo fin de semana, o después. Aquí comenzará a ver los beneficios del Ahorro.

El segundo año, la mecánica y el incentivo deberá de ser el mismo, con la diferencia que deberás de estar supervisando en qué quiere gastar su dinero, para evitar que vaya adquiriendo un hábito de despilfarro. A esta edad, contando con más disponibilidad de capital y ya con cierta instrucción financiera, puede tener la tendencia a gastar en los demás. Y digamos que invertir en ciertas amistades, es un tema que deberemos dejar para muchos años después. Por lo tanto, síguele incentivando el ahorro de igual maneta, aunque siempre supervisando sus gastos.

A partir del tercer año, deberás de enseñarlo a ahorrar, ya con un proyecto definido. Es decir, que el Ahorro corresponda a una meta específica para comprar algo que esté en su deseo. Y como lo mencioné en el artículo anterior, siempre respetando la regla de ahorrar el doble para adquirir cualquier cosa que quieran tener. Es decir, si su proyecto es comprar una muñeca o un balón que cuesta 150, deberán de ahorrar 300 para ganarse el derecho a comprarlo. El resto, va al Sobre y posteriormente, al Banco.

Recordemos que la regla para el Ahorro en el Banco es la siguiente: Cada vez que en su Sobre se acumule la cantidad de Mil Pesos, o Diez Salarios Mínimos, tú le pondrás otro tanto para duplicar esta cantidad y depositarla en su Cuenta de Ahorro.

Conforme tus hijos vayan creciendo, debes de comenzar a motivarlos para que el solo hecho de llenar ese sobre, completando Mil Pesos con mayor frecuencia, sea un incentivo suficiente para querer ahorrar, puesto que estarán viendo constantemente cómo crece su saldo en el Banco.

Como a esta edad, tus hijos todavía son muy chicos para entender el concepto de planear a futuro, deberás de explicarles para qué será el dinero que está en el Banco, puesto que para ellos, no tendrá sentido alguno tener dinero guardado que de cualquier forma no pueden gastar. Es decir, a ellos de nada les servirá en principio tener una importante cantidad en el Banco. Sin embargo, inconscientemente el solo hecho de saber que ellos tienen dinero, evitará el tan común sentimiento de carencia que abunda en muchas personas y que nada bueno les trae.

Es conveniente entonces explicarles, que ese Capital que están ahorrando, es para cuando tengan la mayoría de edad y se deba de invertir en su capacitación profesional. Y precisamente, para ampliar su abanico de posibilidades, es que conviene ahorrar la mayor cantidad de dinero posible, durante ese lapso de aproximadamente 12 años.

Como a la edad que tendrán cuando te hagan esa pregunta, les dará absolutamente igual el tema de su carrera profesional, debes de darles un incentivo que los ayudará a ser mejores estudiantes. Pregúntales: ¿Quieres poder disponer tú de ese dinero cuando seas mayor? Es muy sencillo: ¡Estudia mucho!, para que cuando vayas a comenzar tu carrera universitaria, tengas derecho a ganarte una Beca. De esa forma, podrás emplear ese dinero en cosas que realmente te apetezcan, como recorrer el mundo o iniciar tu propio negocio.

Es nuestro deber como padres de familia o tutores, transmitirle a nuestros hijos durante todos estos años que el objetivo principal de este esfuerzo de ahorrar, va encaminado a su preparación futura, para que ellos tengan una mayor capacidad de dar sustento a su vida y a quienes la conforman.

Como te platiqué en el artículo anterior, este mismo sistema de guardar en un sobre la mitad de su “Domingo”, incentivarlos a ahorrar sobre su dinero semanal disponible, y tener proyectos de Ahorro para darse sus gustos, lo puedes seguir replicando hasta que estén en posición de tener un capital semanal que también les permita poner a trabajar su dinero. La diferencia de enfoque hoy, es que todo ese esfuerzo de poner a producir su capital disponible, y ahorrar el doble de lo que necesitan para comprar aquello que desean, va encaminado a incrementar su dinero en el Banco.

Hasta aquí mis recomendaciones sobre el tema del Ahorro de nuestros Hijos. Espero estos consejos te sean de mucha utilidad, tanto para enseñarlos sobre el Ahorro, como para ir ordenando junto con ellos tus finanzas personales.

Mucho te agradezco me sugieras nuevos temas sobre los que te interese profundizar, y esta serie de artículos se convierta en un interesante diálogo en favor del desarrollo financiero de nuestras familias, a través de la educación financiera de nuestros hijos. ¡Hasta la próxima!

 

 

Roberto Rojo Alvarez

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viernes, 3 de julio de 2020

ENSÉÑALOS A GASTAR

¡Qué chulada! Todo fuera como que alguien externo nos dé dinero y nosotros sólo buscar cómo o en qué gastarlo. Y recordamos cuando éramos pequeños, que nuestra única labor era estirar la mano ante un familiar y poner cara de desahuciado, para acto seguido ir corriendo al estanquillo del vecindario, a gastar todo lo que nos habían dado. Pues resulta que ahí, justo ahí es donde comienza nuestra complicada relación con el dinero y la abundancia.

Examinemos las siguientes situaciones: ¿Qué sucede si a un niño le das para gastar diez pesos? Pues que inmediatamente, irá a la tienda a preguntar qué cuesta diez pesos y se los gastará. ¿Y si le das cien pesos? La misma historia, ¿Cierto? Ahora, traslademos este ejercicio a nuestra vida (Comienzo a ver caras de preocupación).

¿Qué pasa si va a ser el cumpleaños de tu cónyuge y cuentas con un “guardadito” de tres mil pesos? ¿De cuánto buscarías un regalo? ¿Qué sucede si tienes ganas o necesidad de comprar un automóvil para ti, y dispones en el banco de 200 mil pesos? ¿De qué cantidad buscarías tu coche? Y, si trasladamos este caso a la compra de una casa para tu familia, y dispones de medio millón de pesos para dar un enganche, ¿Cuánto utilizarías?

Muy probablemente tu respuesta a todas estas preguntas fue que, en todos los casos, usarías todo el capital disponible. De ser así, espero que te comience a quedar muy claro que, el problema es que no hemos terminado de pasar, de ser un niño que toma y gasta lo que tiene, a un adulto que administra prudentemente para crear abundancia. En otras palabras, seguimos sin romper ese patrón con el que venimos desde la infancia.

Toda proporción guardada, este comportamiento no es distinto al de una persona adicta, con gula, ludopatía, alcoholismo o drogadicción, quienes sacian sus apetitos hasta ya no tener o poder más. Pues con la misma seriedad debemos de tomar este tema, y hay qué atacarlo de raíz.

Me disculpo de antemano, por haberlos dejado tan meditabundos respecto a su vida. No obstante, estos artículos van dirigidos y orientados a que eduquemos a nuestros hijos, de forma tal que no repitan los mismos patrones. Entonces, ¡Manos a la obra!

Comienza pequeño.

Sin importar qué tan bien te está yendo económicamente en la vida, o qué complejos de tu pasado quieres constelar, te recomiendo que a tus hijos los comiences a entrenar en el hábito del gasto, con poco dinero. Lo ideal, es a partir de la edad en que entran a su educación primaria.

Mi recomendación es, que en el Primer Grado de Primaria les des Un Salario Mínimo semanal. De esta cantidad, la mitad se la guardarás tú, y la otra mitad se la darás para que gaste en su escuela.

En base a eso, te sugiero darles para gastar solo 50 pesos a la semana. Si uno divide esa cantidad entre los cinco días hábiles, nos parecerá muy poco, puesto que solo tiene para gastar 10 pesos diarios, y con eso le alcanza para casi nada. Pues resulta que tu hijo dará cuenta de ello inmediatamente. Puedes entonces tener la certeza, que el mismo día lunes se habrá gastado completitos sus 50 pesos, y se quedará con nada para el resto de la semana. Y este, es el primer aprendizaje de valor que debe de tener.

¿Qué procede? Todos los días, después de preguntarle sobre cómo le fue, qué tal es la maestra, el nombre de sus amigos, con quién jugó, qué aprendió, si le dejaron tarea, etc., acto seguido, le haces estas dos preguntas: 1. ¿En qué gastaste?, y 2. ¿Cuánto guardaste?

Su respuesta ese primer día será quizá muy obvia. Sin embargo, debe aprender que, tan importante es gastar, como guardar.

Aunque de antemano conocerás la respuesta a ambas preguntas por el resto de la semana, no dejes de hacérselas. Haz tú el hábito de estar al tanto de su administración financiera, y crea en tu hijo la costumbre, de rendir cuentas sobre cómo emplea sus recursos mientras sea tu dependiente económico.

Conforme avancen los meses, comenzarás a darle consejos a tu hijo para que su dinero le dure, ya sea racionándolo al mínimo diario, o eligiendo qué días de la semana quiere gastar, y específicamente en qué. Y que gastar a diario tampoco es una obligación, sino una decisión propia.

Más pronto de lo que imaginas, tu hijo comenzará a comparar precios de su bebida de predilección, o cualquier otra golosina (ya que es muy iluso pensar en que quieran gastar su “Domingo” en frutas), respecto a los precios del supermercado, en comparación con los de la tienda de su escuela.

No se trata de formar seres humanos consumistas, por lo que, en vez de darle ideas mercantilistas al respecto, debemos dejar que por sí mismos lleguen a la conclusión de que, es más conveniente comprar ciertos artículos en el supermercado y llevarlos como lunch a la escuela, que comprarlos en la tienda a un sobreprecio.

No obstante que, la cantidad erogada para el gasto semanal en su primer año es poca, si acaso hace el esfuerzo y guarda algo para el fin de semana, debes premiarlo. Y, muy importante: Los logros financieros, se premian con dinero.

Sigue un patrón.

Conforme tus hijos van creciendo, al igual que sus responsabilidades, deberás de ir aumentando esa cantidad semanal que les estás dando en retribución a su trabajo como niños, que afortunadamente es Estudiar.

Mi recomendación personal, es aumentarles su “Domingo” en relación a Un Salario Mínimo por cada grado escolar, topándolo en 7 a partir del primer grado de Secundaria. Sobre ese sistema, les hablaré posteriormente en otro de mis escritos.

Como ya a partir de su Segundo Grado de Primaria, la cantidad disponible para gastar le resultará “excesiva”, el riesgo que corre tu hijo y que tú le debes de evitar, es que se vuelva el niño que le invita todo a sus amigos. Una vez más, busquemos el equilibrio. No se trata de volver avaros a tus hijos (ni de buscar su nacionalidad regiomontana), sino hacerlos conscientes de que esa, es otra de las malas prácticas que los dejará a ellos nuevamente sin dinero qué gastar. Mejor, sigamos incentivándolos a guardar algo de su “Domingo” para el fin de semana, por ejemplo, prometiendo doblarles la cantidad guardada, para que la gasten durante sábado y domingo.

Ya a partir del Tercer Grado de Primaria, conviene que tus hijos comiencen a guardar dinero, no sólo para el fin de semana, sino para cualquier artículo que ellos deseen, y que haya sido previamente aprobado por ti. La regla y condición que debes de establecer con ellos cuando quieran adquirir algo, es que pueden comprarlo una vez que hayan ahorrado el doble de lo que cuesta el artículo en cuestión. Es decir, si ese juguete que quieren comprar, cuesta 100 pesos, debemos de condicionar esa acción a que ellos ya hayan ahorrado 200 pesos para comprarlo. Y, ¡Mucho ojo! No se les ocurra sucumbir a la seductora tentación de permitirle comprar la versión Premium de dicho juguete, aprovechando que ya tienen el doble de lo que se necesita. Porque de lo que trata esta práctica, es de habituarse a gastar sin descapitalizarse. En otras palabras, deben de ahorrar el doble de lo que necesitan (ahora que pueden darse el lujo), para que entiendan la conveniencia de siempre tener dinero disponible.

A partir del Cuarto Grado de Primaria, tus hijos ya estarán en posición de aprender a trabajar con su dinero, y entender más a profundidad sobre su funcionamiento. Para esta finalidad, conviene que platiques con ellos para que decidan juntos en qué negocio quieren invertir. Mis dos recomendaciones son, 1. Invertir en materia prima de algo que ellos puedan manualmente producir o preparar, ya sea accesorios o alimentos, y, 2. Comprar algo a buen precio, darle un valor agregado, y venderlo con cierto margen de utilidad.

Para esta actividad, será necesario elegir bien qué hacer, en base a las necesidades de su entorno. Es decir, piensen en cosas vendibles, que necesiten o sean asequibles en la comunidad a su alcance, ya sean vecinos, o compañeros del trabajo de sus padres.

Con esta práctica, entenderán cómo gastar en su nuevo negocio, y en cualquier empresa que decidan emprender, cuáles son los márgenes de utilidad, cómo aumentar las ganancias, etc. Y este aprendizaje, será algo que los acompañará por el resto de su vida.

Entonces, Lectores, los invito a utilizar estas técnicas para que enseñen a sus hijos a gastar, que ahí comienza el primer eslabón de la cadena que los llevará por el camino de la abundancia. ¡Hasta la próxima!

 

 

Roberto Rojo Alvarez

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viernes, 26 de junio de 2020

INSTRUMENTOS DE AHORRO PARA NUESTROS HIJOS

Ahorro. Esa actividad tan complicada para un chavo ruco de la generación X. Esa ciencia exacta, que nos parece como arameo antiguo. Sobre todo cuando tenemos compromisos de “adulto” o, como es mi caso, 4 hijos que mantener. ¿Me quieren explicar de dónde voy a sacar para el ahorro?

Eso sí, no dejamos de tener esperanzas en hacer un “Guardadito”. Abrimos una y otra vez cuentas de banco con esta finalidad, en instituciones financieras de nombre exótico, para tener menos a la mano, la disponibilidad de ese capital que firmemente nos propusimos “no tocar”.

Ignoramos que allá afuera, está el ojo que todo lo ve, se percata que este mes logramos con mucho esfuerzo, apartar la cantidad de 35 mil pesos y de una u otra manera se las ingenia, ¿Para qué? Precisamente para aparecernos como por arte de magia, una cuenta por pagar, ¿De cuánto creen? ¡Exacto! De 35 mil pesos. Y así, mes tras mes, despertamos del dulce e inalcanzable sueño del ahorro, y volvemos a comenzar.

Conozco perfectamente el origen de esta falla, y es que a la mayoría de personas de mi generación, nunca nos enseñaron a ahorrar. Acaso en las escuelas primarias existía un sistema que consistía en darle a nuestra maestra una cantidad semanal de dinero, ella la apuntaba en una libretita, y un par de semanas antes del Día de las Madres, nos llegaba la misma maestra, con un extenso almanaque de alguna empresa de Venta por Catálogo, a la que casualmente ella estaba afiliada. Y ahí se iban nuestros “ahorros”, en el perfume con tapa en forma de pétalos de rosa, que le obsequiábamos a nuestra sacrosanta el 10 de mayo.

Este artículo tiene entonces la finalidad de hacerte algunas recomendaciones, para que nuestros hijos desde muy temprana edad eviten nuestros vicios financieros, aprendan el hábito del ahorro, y conozcamos los instrumentos que tenemos a nuestro alcance para lograrlo.

Iniciemos por lo básico, que es enseñarle a nuestros hijos a ser bien administrados. Esta instrucción puede comenzar en la mesa, desde el simple hecho de administrar que la sopa y los frijoles, se los termine al mismo tiempo, que su vaso de agua le dure hasta el final de la comida, que los dulces del “aguinaldo”, que le dieron en la fiesta de cumpleaños a la que fue invitado, le duren toda una semana, etcétera. Sin embargo, para aprender a administrar dinero, necesitamos que aprendan a tenerlo, generarlo, guardarlo, dosificarlo y por supuesto, gastarlo.

Es muy importante también que aprendan desde un inicio que el dinero ni llega solo, ni es gratuito. Por esta razón, te recomiendo otorgarles una cantidad fija semanal a manera de remuneración por sus estudios. Así comprenderán que su trabajo en esta edad, es precisamente estudiar.

De la cantidad que les pagues, habrán de decidir juntos cuánto van a ahorrar de forma directa, y que les quedará para gastar. También ellos mismos deberán decidir de esa última cantidad, cuánto van a guardar para el final de semana. Así, desde un principio van adquiriendo el hábito del ahorro, y dan cuenta de la importancia que tiene.

Ahora, vamos con las opciones de instrumentos de ahorro que tenemos a la mano.

Comencemos por los Bancos. En la actualidad, casi cualquier institución bancaria cuenta con algún instrumento de ahorro para los niños. Por lo general son cuentas que dan muy modestos intereses, tienen una tarjeta con dibujos infantiles, y están asociadas a su padre o tutor. Son muy sencillas de abrir, sólo deberás de asegurarte cómo manejar fiscalmente estos ingresos, ya que “Lolita” los tomará como tuyos. Te aconsejo que una vez que comiencen con este sistema, te acompañen a la sucursal bancaria cada vez que vayan a realizar un depósito. Lo recomendable, es que acudan a realizar depósitos cada vez que junten cierta cantidad acordada entre ustedes. Al final de la diligencia, pasan por el cajero automático, imprimen su saldo, se lo das en la mano, y sus caras de satisfacción no tienen desperdicio.

Continuamos con la Inversión a Plazo Fijo. Una vez que tenemos quizás un par de años ahorrando el dinero de nuestros hijos, es posible que hayamos recabado una cantidad suficiente, para solicitarle al banco opciones de ahorro a largo plazo. Estos son los instrumentos bancarios que suelen darnos la mejor tasa de interés. Si tomamos en cuenta que de cualquier forma, el plan para este capital, es dejarlo inmóvil por un tiempo considerable, podemos tomar la alternativa de meter ese dinero a plazos fijos anuales. Comúnmente, es la inversión con mayor rendimiento que un banco regular te ofrece. El inconveniente de este instrumento, es también la afectación directa de nuestros ingresos fiscales, por lo cual deberemos de asesorarnos bien al solicitar esta alternativa.

Ahora, vamos con los Seguros Dotales. Debemos tomar en cuenta que estos instrumentos, más que ser de ahorro, son de protección. Prometen regresarnos una cierta cantidad acordada en el tiempo establecido por contrato, siempre y cuando, nosotros cumplamos con una cantidad anual o mensual garantizada a largo plazo. Existen además algunos Seguros que nos permiten ahorrar un extra después de la mensualidad pactada, con intereses un poco superiores a los bancarios. El principal inconveniente de estos seguros es que no son económicos, su tasa de interés dentro del plan normal, no es atractiva, y necesitas forzosamente poder asegurar esa capacidad de “ahorro” por un largo plazo, ya que también puedes caer en el riesgo de que te lo cancelen por atraso en tus pagos. En resumen: Es un muy buen instrumento de protección, no así un buen instrumento de ahorro.

Cuenta de Ahorros en Divisa Extranjera. Por razones históricas, albergamos una cierta desconfianza sobre la estabilidad de nuestra Moneda Nacional, y muchas veces estamos más confiados teniendo nuestro capital en alguna divisa extranjera. En México, existen básicamente dos posibilidades generales para tener una Cuenta en Dólares Americanos, y es que: 1. Que tengas registrada una empresa que se dedica a la exportación/importación, y 2. Que tengas tu domicilio en frontera, franja fronteriza o zona turística. De aplicar a tu realidad cualquiera de estos dos casos, puedes optar por traspasar los ahorros de tus hijos a una cuenta en Dólares. Esto, puede darte más certeza que su dinero sufrirá menos embates inflacionarios, y que constantemente crecerá por la fluctuación del tipo de cambio. Los inconvenientes son dos: El primero, que la existencia de cuentas de banco en divisa extranjera existen sólo mientras el Gobierno lo permita y, ha sucedido anteriormente tanto en México como en otros países, que se cancelan estas cuentas en Dólares y te las convierten de vuelta a tu Moneda Nacional, con el tipo de cambio que a la Administración en turno se le ocurra fijar, nunca en beneficio de los usuarios. El segundo inconveniente, es que estas cuentas deben estar por fuerza a nombre de un Mayor de Edad, por lo que nuestros hijos menores no podrán tenerla a su nombre, nuevamente con las consecuencias fiscales del caso.

Ahora vamos con las Casas de Inversión. Esta es posiblemente mi opción preferida. Son instituciones financieras cuya labor es hacer crecer tu dinero, por lo cual te ofrecen una extensa gama de planes con diferentes niveles de riesgo, o bien, te dan la opción de tomar este tipo de decisiones por ti, previa autorización. Estas casas de inversión, usualmente sí cuentan con instrumentos de ahorro para menores de edad, por lo que tus hijos tienen la posibilidad de estar monitoreando su capital por medio de Aplicaciones en dispositivos electrónicos, y todas esas monadas que la tecnología nos da. Aquí el secreto está en elegir Instituciones serias y bien establecidas, ya que actualmente tenemos un bombardeo publicitario de Páginas Web y Apps, que nos invitan a jugar a la Bolsa de Valores en línea cuyo riesgo, sobra decirlo, es altísimo. Mi recomendación es que te alejes de cualquier empresa que no conozcas y busques instituciones serias con años de experiencia y una trayectoria probada. Yo tengo una Institución de mi preferencia y confianza, que con gusto te la puedo compartir vía Inbox (con todo y datos de contacto).

Cuenta de Ahorros en el Extranjero. Si por alguna situación geográfica, familiar, laboral o de placer, tienes la fortuna o el hábito de visitar con cierta frecuencia un país extranjero de primer mundo, cuentas también con la posibilidad de abrir una Cuenta de Ahorros para tus hijos, en alguna sucursal bancaria de prestigio de aquella nación. Por lo general, no te solicitan mayor cosa que su pasaporte, el tuyo y una cantidad mínima para apertura de su cuenta. En la actualidad, lo recomendable y conveniente es que cada vez que vayas a visitar dicho país, retires el capital de tus hijos, lo conviertas en moneda extranjera y acudas físicamente a depositar el dinero en alguna de las sucursales del banco que hayas elegido. Seguro estoy que en un futuro cercano, tendremos la posibilidad de realizar traspasos electrónicos entre sus cuentas a un bajo costo. Por el momento, mejor a la antigüita y, siempre tomando en cuenta los máximos de efectivo que las leyes de cada país te permitan ingresar sin declarar. El posible inconveniente de esta opción es que los países de primer mundo suelen tener tasas de interés con tendencia a cero, aunque cuentas con la solidez de una moneda, que difícilmente sufrirá importantes devaluaciones.

Estas son entonces mis seis recomendaciones sobre las opciones de instrumentos de ahorro que podemos tener para nuestros hijos. Espero tus comentarios y que por favor enriquezcas este diálogo, aumentando las opciones y sugerencias para que desde hoy mismo, nuestros niños cuenten con el benéfico hábito del ahorro. ¡Hasta la próxima!

 

 

Roberto Rojo Alvarez

https://www.facebook.com/ROBROJALV

lunes, 15 de junio de 2020

EDUCACIÓN FINANCIERA PARA LOS HIJOS

Quince millones. Es un gran número, como diría mi abuela, “hasta para contarlo”. Este es aproximadamente el número de familias mexicanas de clase media que hoy, como en los últimos tres meses, no sabemos qué hacer con nuestros hijos durante el eterno confinamiento al que nos vemos sometidos.
Una de las carencias más común que tuvimos la mayoría de los padres de familia en las generaciones actuales, fue la falta de educación financiera. Quizá porque nuestros ancestros tenían un sentido común que nosotros extraviamos en el camino. Como dijo un colega español hace algunos días, “Para ellos era muy simple: Si ganas 5 pesos, gastas 3 y guardas 2, y ya está. No necesitaban ir a Harvard para aprender eso.”
En cambio, aquí tienes a esta generación queriendo imitar a los Tecnócratas egresados de alguna universidad de la Ivy League. Y son precisamente ellos quienes han escrito grandes obras de ayuda para tener sistemas de ahorro y enriquecimiento, pero también de ahí surgen corrientes que arruinan países, tumban bolsas de valores, quiebran compañías globales de servicios financieros, llevan a crisis inmobiliarias, devalúan monedas, y una larga lista de atrocidades.
Por dichas razones, y con la plena conciencia que estas están basadas en generalidades, considero muy conveniente que una de las actividades a realizar con nuestros hijos durante este confinamiento sea precisamente darles una educación financiera simple, como aquella de nuestros abuelos.
Para estos fines, se me ocurren dos caminos básicos, que de hecho conviene aprendan ambos:

1.    Buscarles una actividad que realicen disciplinadamente a cambio de un pago de parte nuestra en remuneración a su trabajo.
2.    Darles a elegir algún negocio que ellos puedan emprender durante esta etapa, tomando en cuenta todas las medidas de higiene y sana distancia.

Caso número 1:

Para el trabajo en casa, tengamos en cuenta que debemos separar esta nueva actividad de nuestros hijos, de cualquier otra costumbre diaria que ellos tengan. Es decir, si tu hijo ya tiene la responsabilidad de poner los manteles en la mesa antes de cada comida, esa no puede pasar a ser su labor remunerada.
Siendo empáticos con la época por la cual pasamos, debemos tomar en cuenta que muchas familias dejaron de tener ayuda doméstica. Así como otros hogares cuyas casas anteriormente estaban vacías la mayor parte del día, hoy tienen a la familia entera provocando por supuesto más trabajo del cotidiano.
Podemos buscar entonces alguna labor para nuestros hijos que sea de apoyo a los padres de familia para el debido orden en el hogar, y que no ponga el riesgo su integridad física ni la de tu patrimonio.
Ejemplos: Barrer la cochera y el patio, regar las plantas, podar el césped, recoger las hojas secas, lavar la loza, bañar a la mascota, aspirar el automóvil, etc.

Caso número 2:

Si optas por animar a tus hijos a que emprendan un negocio, deberás tomar en cuenta su edad, habilidades, y las necesidades actuales de tu comunidad. Dependiendo de esos factores, ellos pueden comercializar un producto, darle un valor agregado, o ambas cosas. Para ejemplificar: Si en nuestra casa hay un árbol de mangos, poner una mesita y venderlos, sería comercializar. Presentarlos en bolsas de medio kilo con un moño lindo y una etiqueta con su nombre, sería darle un valor agregado. Hacer una nieve de mango y venderla entre nuestros vecinos, sería ambas cosas.
Planteados estos puntos, si se inclinan por la comercialización tomemos en cuenta que una necesidad actual de muchas familias tiene qué ver con esta serie de productos que a raíz de la situación actual pasaron a formar parte de las necesidades básicas de una familia, tales como cubre bocas, mascarillas, lentes, guantes, gel de manos, etc. Podemos buscar proveedores económicos de estos productos y darles algún valor agregado para obtener una módica utilidad de esta comercialización.
Si tus hijos tienen cierta inclinación por la cocina, con las debidas precauciones puedes animarlos a preparar algún producto de bajo costo y que sea de consumo generalizado. Los postrecillos ¡no fallan! En este momento en que todas las familias están en casa es probable que la venta de su producto sea muy efectiva, con la ventaja que los alimentos tienen un mayor margen de utilidad.

Para cualquiera de estas opciones que decidas plantear a tus hijos, debes de saber de antemano que la parte más importante de todo esto es la disciplina con la cual se realicen estas labores, y eso dependerá enteramente del seguimiento que tú como padre le des.
Aprovechemos pues esta etapa de confinamiento mas las vacaciones de verano para comenzar con una enseñanza básica de finanzas para nuestros hijos. Con suerte, y algo se nos pega.


Roberto Rojo Alvarez
Agregado Cultural de Culiacán en Los Cabos

martes, 9 de junio de 2020

COach de VIDa

En la idiosincrasia popular existe un concepto que no entendemos muy bien para qué sirve, en qué momento nos llegará, o incluso si aplica en nuestra profesión o estilo de vida. Este es el famoso “Año Sabático”. Escuchamos de vez en vez que algún afortunado maestro está gozando de ese beneficio, o acaso un científico investigador de alguna universidad que es tío del conocido del primo de un amigo.
Como es natural en un importante porcentaje de la población en el cual me incluyo, cuando tuvimos a bien preguntar qué significa este concepto, la respuesta automática de alguien que nos aprecia es muy larga, y si la hicimos a alguien desinteresado y con prisa, solo nos contestó: “Es un año en el que haces nada”.
En nuestro cerebro que es perezoso por naturaleza y tradición, ambas respuestas se traducen a la idea de una persona recostada en una hamaca durante todo un año, cuya única producción importante es la de dióxido de carbono. Sobra decir que la idea nos provoca una envidia de aquellas. Sin embargo, al transcurrir de los años nos enteramos que importantes personajes de la historia han utilizado precisamente su año sabático para realizar grandes cambios y así catapultar su obra y trayectoria.
El otro concepto que a los mexicanos puede sonarnos algo ajeno aunque muy de moda actualmente es el tan manoseado “Coaching”. La traducción exacta de la palabra es simplemente “Entrenamiento”, sin embargo sabemos que su concepción va más allá de solo eso. Buscando entonces el significado en su lengua original, se define como “Enseñar algo extra o de manera privada”. Aquí el término comienza a tener más sentido, hasta que se topa con la idiosincrasia latina en la que casi nulo sentido tiene contratar a alguien para que nos diga lo que ya sabemos que tenemos qué hacer.
Son precisamente estos dos conceptos los que vienen a mi mente ante la etapa de confinamiento que vivimos hoy en día, y es a raíz de pláticas con dos grandes amigos que me hicieron reflexionar sobre cómo vivir durante esta inevitable etapa de nuestra vida. Las dos frases que quedaron grabadas en mi memoria son “Estas vacaciones no te las volverá a dar nadie jamás”, y el otro me dijo “Para mí esto es una práctica sobre cómo será mi vida de jubilado”. Queda de manifiesto el gran optimismo con que ven la vida estos dos amigos y, partiendo de la premisa que uno es el reflejo de las cinco personas con quien más convive, ¡no me interesa tener amistades de otro tipo!
De ninguna manera mi intención es restarle importancia y seriedad al deber de modificar responsablemente nuestros hábitos de distancia e higiene, sobre todo por el respeto social que nos merecen todas aquellas personas que son presas del miedo o han perdido a seres queridos. Tampoco quiero escribir un artículo para “revista del corazón” recomendando aprender un nuevo idioma y bordado en punto de cruz. Lo que sí pretendo es que seas muy objetivo en todo aquello positivo con lo que cuentas en tu vida, y sacar el máximo provecho de ello.
Para una mente práctica, es sencillo discernir entre lo poco o mucho en la vida que realmente depende de ti, y todas aquellas cosas con las cuales no vale la pena sudar calenturas ajenas. Sin embargo, hay personas que necesitan un poco más de instrucción y estructura. Por fortuna esta situación de confinamiento nos da mucho tiempo libre para sentarnos con papel y pluma, escribir lo bueno y lo malo, y enfocarnos en aquello que queremos desarrollar. Partiendo también de las máximas “Lo que midas, crecerá; y, En lo que te enfoques, se expandirá”.
Vuelve esto a mi mente sobre todo porque al igual que muchos de ustedes, jamás me imaginé estar teniendo la necesidad de escribir sobre este tema a más de tres meses de registrado el primer caso de la pandemia en nuestro país. Mi deseo es entonces que este COVID-19 y toda la situación en torno, se convierta en tu más importante coach de vida. Que aunque suene a un “lugar común”, crees tu realidad a partir de tus fortalezas y todo lo positivo que te rodea. Y que evites las noticias amarillistas así como las amistades que te roben energía, porque simplemente no estamos para desperdiciar nuestro tiempo escuchando quejas, más cuando tenemos la responsabilidad de ser ejemplo de quienes nos rodean.
Y sí, estoy de acuerdo contigo: Un coach a veces puede parecernos un gasto innecesario. Solo piensa que éste coach que la vida ha puesto en tu camino, por esta ocasión no es opcional.


Roberto Rojo Alvarez
Agregado Cultural de Culiacán en Los Cabos

jueves, 4 de junio de 2020

PANDEMIA A LA BAJA… SUR

Llegué a vivir a este paraíso un día lluvioso y, para mí, triste. Tan pronto bajé del ferri, un mensaje perturbó la escasa calma en mi teléfono para anunciarme que había muerto uno de los grandes estandartes musicales de mi generación. A la lluvia y la tristeza la acompañaba un doble sentimiento de paz. Finalmente descansaba después de años en coma mi gran ídolo, y al fin me había decidido a emprender nuevamente un cambio en mi destino. Sin embargo, toda esta calma se volvía a ver perturbada por un huracán que llegaba a mi parada final, al mismo tiempo que yo.
El huracán llegó triste y desanimado. Quizá también era seguidor del rock en español. Bastó solo una semana para darnos cuenta que era un aviso de la naturaleza, una llamada de alerta, un presagio del huracán más furioso que había visto la tierra americana en toda su historia registrada.
Después de un embate de aproximadamente 6 horas que se sintieron como 12, y de estar literalmente en shock durante las siguientes 24 horas, despertamos nuestra razón dos días después para darnos cuenta que nuestro paraíso estaba aparentemente destruido y, según los amarillos medios de comunicación, herido de muerte.
Entiendo que no era tarea fácil en ese momento ver tu entorno hecho añicos y tener los arrestos como para contradecir a la prensa mundial. Resaltaba a la vista el cúmulo de imágenes de lo que antaño fue un sitio turístico. No obstante, ante la mirada ligera de quien va llegando a la aventura con nada qué perder, era sencillo percibir una vibra positiva de un paraíso indestructible y con una capacidad de reinvención que quedó de manifiesto tan solo un par de meses después. Por ese sentimiento tan claro, tuve a bien escribir esa misma noche el más optimista presagio de la bonanza que hoy vemos y percibimos como imparable. Ese profético artículo escrito tan solo una noche después del gigantesco huracán, terminaba diciendo: “…adivino este paraíso volverá a ser la envidia del resto del país”.
Escribo todo este preámbulo tan solo para advertirles que después de más de dos meses de confinamiento, ante la inminente crisis mundial más catastrófica que ha visto nuestra generación y muchas tantas anteriores, sin la inspiración que la muerte de un artista me pueda provocar y sin la ligereza con que me encontraba en aquel histórico año, mi optimismo hoy no es menor. Me atrevo por tanto a someter a discusión la siguiente profecía: Los Cabos, a través de su pujante industria hotelera y su cotizado mercado inmobiliario, se recuperará de esta debacle global más pronto que el resto de los destinos turísticos de toda Latinoamérica.
Soy afortunado al liderar la oficina de bienes raíces que más número de transacciones tiene en todo el estado. Esto me permite tener información a la mano sobre un amplio mercado y al día de hoy puedo asegurarles que la industria inmobiliaria sigue teniendo un gran movimiento. Es comprensible que ciertas agencias y desarrolladores que dependen directamente del turismo como motor para sus ventas, estén momentáneamente detenidos y por consecuencia preocupados. Sin embargo, al tener una visión global del mercado, advertimos que sigue una gran intención transaccional tanto en el rubro comercial como habitacional, en todos los rangos y de todos los tamaños.
El secreto está por supuesto en una fórmula mágica e infalible con la que cuenta nuestra empresa y que en definitiva es perfectamente aplicable a cualquier industria: Reduce tus gastos en un tercio y trabaja el triple. En nuestra industria, esto se reduce a realizar tres veces más Generación de Prospectos. Que afortunadamente, a pesar de las limitantes de la situación actual, en nada afecta nuestros modelos y sistemas.
El gran reto es aprovechar todos los avances tecnológicos disponibles y utilizarlos como herramientas para el crecimiento de nuestro negocio. Y, ¡ojo! Esto no significa que la tecnología suplirá tus servicios, sino que debe serte útil para elevar tus estándares de calidad. En otras palabras, si pretendes que las redes sociales y los portales especializados hagan el trabajo de tu empresa, estás dejando al azar el futuro de tu negocio.
Tal vez sea un lugar común repetirte que “en toda crisis hay una oportunidad”. Sin embargo mi deseo es que salgas de esta pandemia con una mejor relación de pareja, un mayor conocimiento de tu familia, una mejor selección de tus amistades, un cúmulo de experiencias positivas, mucho aprendizaje y un mejor negocio… En ese orden.


Roberto Rojo Alvarez
Agregado cultural de Culiacán en Los Cabos