viernes, 7 de marzo de 2008

AL FONDO A LA DERECHA


AL FONDO, A LA DERECHA



            Sabia frase la del mencionado literato español, mas no es un caso aplicable al baño de una oficina. Mal haríamos en andar exponiendo nuestras miserias ante tan distinguido personal de nuestro Palacio de Gobierno, además de quedar grabado de porvida en tan sofisticadas camaritas que no se sabe si son de verdad, o de una película de los Hermanos Almada.
            Por medio de la presente es mi intención solicitar de la manera más atenta a todo el personal que gustosamente labora en Radio Sinaloa hacer el grandísimo favor de mantener nuestras instalaciones en perfecto orden, muy en especial los baños del Palacio que alberga nuestra oficina.
            Buena idea sería la de contratar a un señor (y señora) de la tercera edad por cada baño, pagarles un salario mínimo, permitirles tener una canastita propia para que vendieran cigarros sueltos, chicles y cuanta monería se les ocurra con el fin de que estas personas fueran responsables de tener los sanitarios dignamente aseados. Además de secar los lavamanos y pasarle un trozo de papel al bajísimo porcentaje de personas que tienen la costumbre de lavarse las manos después de ir al baño (esto solo me consta del género masculino), quienes gustosamente habrán de dejarles después jugosa propina en moneditas de las amarillas.
         De los secadores “automáticos” mejor ni hablamos. Esta marca “Jofel” tiene la peculiaridad de garantizar el funcionamiento de sus productos a lo largo de una semana. Después de ese plazo, ahí se secan a como Dios les dé a entender. Por opciones tenemos la parte trasera del pantalón, nuestro abundante cabello (para quienes todavía conservan un poco), la camisa o uniforme de trabajo, o ir a sacar un buen tramo de papel sanitario de algunos de los gabinetes de WC. Existen dos secadores en todo el Palacio que por alguna extraña razón todavía funcionan, solamente hay qué aprender una técnica para que estos sean efectivos, ya que para que el sensor automático de alta tecnología detecte la presencia de la mano, esta debe de estar en un lugar en donde el aire caliente que la máquina expide nomás no pega. Entonces, una mano se dedica a echar a andar el detector, y la otra a secarse solita. Pasados unos segundos, se hace lo mismo intercambiando las manos.
            Mientras no se contraten a los viejitos ni se pongan secadores eficientes (de esos que en el cine dicen “feel the power”), hagamos lo que esté en nuestras manos. ¿Por qué estoy ciclado con el asunto de los baños? Solamente me limitaré a contarles un día de experiencia en los “sanitarios” de nuestro edificio:
1ra. Visita, el baño está más o menos limpio.
2da. Visita, el baño está cerrado con un bote de basura atravesado porque presuntamente lo están limpiando.
2da. Visita, 2do. Intento, acudo al baño de un piso superior (a mayor altura el piso, más limpio el baño, o bien, “La altura es inversamente proporcional a su fetidez”) cuyo estado de limpieza ya para esas horas es más bien desagradable.
3ra. Visita, el baño está abierto de nuevo, pero tal pareciera que el cesto de basura lo único que hizo fue postrarse en la puerta y esperar a que la misma basura tomara la decisión de ir a tomar el aventón. “Muchos son los llamados…”
4ta. Visita, el baño ya está en condiciones totalmente desagradables.
            ¿Por qué voy tantas veces al baño en un día? Porque los cafés que me hace Karina son buenísimos, pero diuréticos al fin. Y porque paso de lunes a viernes en el Palacio de Gobierno la mayor parte del día, en el cual solamente me encuentro de vez en vez a un señor más bien tenebroso, poco más corpulento que la escoba que porta, y que por lo visto su trabajo es solamente asegurarse de que la luz del baño permanezca encendida.
            Entonces, nosotros que somos felices, educados, jóvenes y guapos, por favor hagamos lo propio por cambiar el estado deplorable de los baños que diariamente utilizamos. Dos cosas muy básicas: Bájenle, y lávense las manos.
            Si tienen dudas o dificultades, no titubeen en solicitarme la debida información. Saludos,


Roberto Rojo Alvarez