Estábamos mis amigos y yo en un bar del estadio esperando a que comenzara el partido. En la barra nos atendía el colombiano Nestor quien nos preguntaba si la inseguridad estaba muy fea en Sinaloa. La plática se tornó larga debido a la lluvia que retrasaba el comienzo del juego al tiempo que alargaba nuestra embriaguez. El cielo estaba repleto de nubes que nos hacían pensar en las altas probabilidades que existían de que se cancelara el evento, cuando de pronto el estruendo de un rayo hizo temblar al estadio entero y a todos los ahí presentes. La gente se quedó en suspenso por unos instantes mientras recapacitaban sobre el origen de ese fuerte sonido, hasta que uno a uno fue entendiendo que había sido un rayo y no así un artefacto explosivo.
Lo mismo nos sucede a los culichis cada vez que escuchamos sin conciencia el sonido de algunos fuegos artificiales en la cercanía. Toda proporción guardada, esta misma es la reacción del pueblo estadounidense con su psique lastimada a causa de los ataques que ha sufrido y de toda la política de su nación en torno al terrorismo. Y así como en Culiacán si escuchas explotar el mofle de un automovil te dan ganas de tirarate al suelo, escuchar un trueno en el estadio de los Yankees hace que muchas cosas vengan a tu cabeza.
La situación suena graciosa, pero tiene un fondo que es probablemente el mayor horror que vive la especie humana de nuestra era. La lucha contra el terrorismo como pretexto para el control de los hidrocarburos a nivel mundial es lo más vil que nos tocó vivir. La agenda global desde que terminó la Guerra Fría se mueve en torno al control del petroleo, y para el país egemónico en turno es un tema de seguridad nacional. Con este pretexto provocan conflictos armados e inician guerras en cualquier zona de su interés y lamentablemente esto cuesta mucho en vidas humanas, además de producir millones de pobres.
En México no cantamos mal las rancheras y ya verán las luchas encarnizadas que habremos de ver en torno a la tan sonada Reforma Energética. Lo que debíamos de hacer como gobierno es dejar de depender de los ingresos de PEMEX, como mexicanos utilizar todo nuestro ingenio en alternativas para la producción de energía, y como individuos utilizar menos nuestros vehículos de gasolina y aprovechar las nuevas tecnologías de captación solar que cada vez están más al alcance de nuestro bolsillo. Yo por lo pronto prometo que cuando los bancos me dejen de corretear y pueda tener casa propia, le voy a llenar el techo de páneles solares.
Con toda suerte a muchos de nosotros nos tocará vivir el fin de estos tiempos que con certeza llamaron Los Amantes de Lola como "La era del terror"... Si bien dicen que los artistas vamos dos pasos adelante.
Roberto Rojo Alvarez
(Agregado cultural de Culiacán... en tren rumbo a Boston)