viernes, 26 de marzo de 2010

SEMANA SANTA


            La Semana Santa es, en estricto sentido, la conmemoración cristiana anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de a quien históricamente conocemos como “Jesús de Nazaret”. Y es un período de una intensa actividad litúrgica por parte de las iglesias cristianas alrededor de todo el mundo.
            Ahora, ¿qué es para el pueblo mexicano la Semana Santa? Les leo textualmente la definición del agudo y acertado escritor Roberto Rojo: Es la obligatoriedad irrestricta autoimpuesta de una persona por trasladarse desde su lugar de residencia a otro sitio, que en la inmensa mayoría de los casos, debe forzosamente de haber agua, ya sea de naturaleza dulce o salada.
            A decir verdad yo no tengo la capacidad intelectual para encontrar la relación entre una definición y la otra. Lo que sí me quedó clarísimo a una muy temprana edad es que los tumultos que se suscitan en los lugares vacacionales de interés en estas fechas, no son en absoluto de mi agrado.
            Si vas a una de las hermosas playas de nuestro estado, ya sea en plan de camping o de Gran Turismo, te encontrarás con un mundo de calamidades que son propias y exclusivas de Semana Santa.
            Por ejemplo: Para acampar en una playa, sea esta cual sea, necesitas apersonarte y apartar tu lugar con gran anticipación, de lo contrario, encontrarás un espacio disponible a aproximadamente 7 kilómetros de la entrada más cercana de la playa en cuestión. Independientemente de la ubicación del sitio de instalación, estarás a aproximadamente 30 centímetros de la casa de campaña contigua de tu lado derecho, y a 40 centímetros de la del lado izquierdo. Carpas en las cuales invariablemente habrá gente escuchando música las 24 horas del día, las dos con distintos estilos musicales que muy probablemente no serán en lo absoluto de tu agrado.
            En el otro extremo, si se trata de un hermoso hotel de cinco estrellas, en Semana Santa tiende a bajar su categoría como mínimo a la de una estrella y media. En ninguna otra fecha del año encontrarás un servicio tan deficiente, una comida tan insípida, una alberca tan sucia, además de la ausencia casi total de toallas, mesas, sillas y camastros. A esto le agregamos que alrededor de las 4 ó 5 de la tarde, aproximadamente el 95% de las señoritas hospedadas en estos hoteles deciden al mismo tiempo encender sus secadoras debido a que tienen qué irse a hacer fila en los antros desde las 6 ó 7 de la tarde para poder lograr entrar entre 10 y 11 de la noche. Esta sobrecarga de energía provoca irremediablemente un corte del suministro eléctrico, o en otras palabras, se va la luz.
            Si tus deseos son los de disfrutar de las bellas y limpias playas mientras tomas un baño de sol, encontrar un sitio en dónde postrar tu silueta no será tarea fácil. Y deberás de estar psicológicamente preparado para soportar que cada 9 segundos llegue un distinto vendedor ambulante, te veas obligado a abrir los ojos, inclinar un poco tu cabeza, y recetarte su letanía para finalmente decir una y mil veces: No, gracias.
            Pero en fin, en gustos se rompen géneros. Yo los invitaría a romper con estas obligatoriedades y disfrutar de la tranquilidad de su ciudad, pero de antemano sé que me enviarán directito a freír espárragos. Entonces solo me resta invitarlos a que sean muy responsables con su diversión y hagan lo posible por no contaminar. Hasta la próxima.

Roberto Rojo Alvarez