Era
el 2 de julio del año 2000. El nuevo milenio a penas comenzaba y en nuestro
país el ambiente de transformación se respiraba por doquier. A muy temprana
hora asistí con algunos compañeros de cuarto a emitir mi sufragio por el hombre
que en ese entonces representaba el cambio para mí, para miles de estudiantes
como yo y para millones de personas en la república mexicana: el candidato
Vicente Fox Quesada bajo el cobijo del Partido Acción Nacional.
Voté
por el “mono” y no por el color, porque aunque tengo mis lealtades hacia otro
partido que me ha brindado la oportunidad de ser un servidor público, en
esencia siempre he estado en contra de la partidocracia de la cual somos
víctimas.
Ya
avanzada la noche de aquel día, celebré con júbilo el triunfo del mejor
candidato que ha tenido la democracia mexicana. Muchos compañeros de residencia
se fueron al Ángel de la Independencia a celebrar la caída de aquel régimen que
nos gobernó durante más de 70 años, pero cual Jaimito el Cartero, yo preferí
evitar la fatiga.
Justo
un año después de aquella proeza, ocúrresele al entonces ya Presidente de
México (irónicamente todavía candidato) contraer nupcias con la señora Marta
Sahagún. Y como se dice en el rancho, “ahí fue cuando cayó el moco en el
atole”. Sin querer culpar de ninguna manera a quien hasta hoy es todavía su
pareja, para mí está muy claro que ese hecho marcó un parte aguas en la vida
del ahora ex Presidente.
De
ahí a la fecha el señor tiene un cúmulo de frases que jamás debieran de salir
de la boca de un político. En efecto, Vicente Fox jamás ha sido político y
muchas de las cosas que dice, pésele a quien le pese, son absolutamente
ciertas. Pero resulta que el señor tiene para fortuna de los medios, una
tremenda facilidad para confundir la sinceridad con la imprudencia y ese es un
lujo que, pésele a quien le pese, un Primer Mandatario simplemente no se puede
dar.
La
última joya que nos regaló esta semana asegurando que él fue mejor presidente
que Benito Juárez, es maravillosa. La verdad es que el señor puede tener razón
desde su punto de vista, y yo al igual que él pienso que el mito del Benemérito
de las Américas se debe más al importante número de presidentes masones que le
sucedieron que a los logros que haya tenido en sí al ostentar ese cargo. El
único crédito que le da el señor Fox a Juárez es el de tener frases célebres
importantes, que seguramente se refiere a “el respeto al derecho ajeno es la paz”, en lo cual difiero con él
porque la inspiración de esta frase proviene de “La Paz Perpetua” de Kant.
El
resultado de todo esto es quizás el que Fox espera: ser el ex presidente más
mediático que nuestro país ha tenido jamás. Por eso este domingo que se levante
usted “procurando” el periódico El Sol de Sinaloa para leer Tertulia y
Sobremesa, quiero recomendarle Don Vicente que se concentre usted en su lucha
por la legalización de la cannabis sativa que a mi juicio nos vendría
muy bien a todos los que abogamos porque cada quien haga de su vida lo que
mejor le parezca. Yo lo apoyo y de ninguna manera me arrepiento de haber votado
por usted aquel histórico 2 de julio, como seguramente usted no se arrepiente
de su boda de aquel fatídico 2 de julio… Aunque es probable que los dos estemos muy mal...
Roberto Rojo Alvarez
(Agregado cultural de Culiacán… en Culiacán)